Tres estudiantes de Yaracuy inventaron un juego que quita el terror a las matemáticas.
Estos tres estudiantes de Yaracuy están arrasando en el reto de matemáticas, con un juego innovador
José Roberto Duque
¿Qué tiene que ver la comunidad de San Ramón, ubicada en una montaña que se levanta frente a Sorte, en Yaracuy, con el condado de Yorkshire, en Inglaterra? La respuesta es tan extraña como la pregunta: tiene que ver con las matemáticas y con John Venn.
Sucede que un grupo de estudiantes del Complejo Educativo Ely Rafael Primera Rossell diseñó una estrategia didáctica, un dispositivo para jugar mientras se aprende, que viene arrasando con la aceptación y con el asombro de docentes y estudiantes en todos los eventos del Reto de Matemáticas en Yaracuy, y ahora va directo para el evento nacional, que ha de realizarse en Caracas.
Las muchachas y el muchacho que diseñaron ese juego-estrategia-dispositivo decidieron bautizarlo con el sonoro nombre de Math Venn. Math, por las matemáticas, y Venn, porque ese era el apellido de un inglés nacido en Yorkshire en 1834. Ese inglés hizo unos aportes al estudio y comprensión de la lógica, que al parecer le resolvieron un montón de tropiezos y dificultades a los estudiantes y estudiosos de su tiempo. Y ahora, modestamente, este grupo de jóvenes yaracuyanos siente que está honrando a ese caballero, dado el entusiasmo que despierta su propia innovación.
El terror a las matemáticas
Las muchachas que dieron forma y concepto a la idea se llaman Katiuska Romero y Yulibeth Rodríguez, estudiantes de cuarto año, y Juan José Galeano, del quinto de bachillerato. Los tres coinciden en que su juego invita a participar de manera divertida en la resolución de problemas, pero sobre todo invita a entenderlos.
Casi al unísono también, los jóvenes aseguran que hace poco tiempo sentían por los problemas matemáticos lo mismo que siente una buena cantidad de seres humanos: aburrimiento, apatía y también un poco de terror. Pero ahora, de pronto, están invitando a los demás muchachos y muchachas de su edad, y a los más pequeños, a que le descubran el “clic” al asunto y comprendan que la materia es más entretenida que terrorífica. Va siendo hora de entender cómo puede ser posible ese prodigio.
Oírlo en la voz de los jóvenes fue una aventura interesante, tal vez porque la docente Yusmery Juárez le puso más seriedad de lo recomendable a la explicación. Con estas palabras describió el juego didáctico de sus pupilos: “La estrategia didáctica Math Benn. Tiene que ver con el tejido temático de las funciones. Nuestros estudiantes podrán interactuar, jugar y aprender, y sobre todo adquirir un aprendizaje para la vida
. Les permite relacionar, asociar, interactuar, hacer cálculos matemáticos, operaciones complejas; este recurso invita a participar de manera divertida”.
Katiuska lo dijo de manera más sublime: “Los científicos dicen hace tiempo que las matemáticas encierran una gran belleza, que pueden ser comparadas con la música y el arte. Hemos visto usándolo a estudiantes desde primero a quinto año. Solo deben tener conocimiento básico de elementos, pares ordenados, relación, función, y rango y dominio. Pero al final para todos la experiencia siempre resulta divertida”.
En condiciones precarias
Yulibeth informa que el dispositivo puede emplearse para aprender jugando otras disciplinas, incluso el idioma inglés, la física y otras. “Fue diseñado para nosotros los estudiantes adquirir conocimiento sobre los diagramas sagitales. Pero nuestros compañeros lo conocieron y les gustó tanto que se animaron a conocer más las matemáticas. Empezamos con uno más pequeño, tenía unas flechitas sencillas, pero fuimos mejorándolo. Le fuimos integrando luces, nuestro compañero hizo que las luces brillaran. Cuando había un ganador se le daba un premio, hacía sonidos, era impactante. Todos los docentes nos han dicho que ese recurso tiene futuro».
Juan José aprecia la parte de innovación que tiene, la gran ayuda que puede significar para las personas que le tienen miedo a las matemáticas; “es un recurso que invita a participar de manera individual y colectiva”.
Katiuska aprovecha para hablar del estado de su plantel: “En nuestra institución hay estudiantes con muchas capacidades. Vivimos en una zona rural y a veces cumplimos con las tareas en condiciones difíciles porque somos estudiantes responsables, pero necesitamos computadoras, la señal de internet es fatal, a muchos nos ha tocado esperar las 3 de la madrugada para hacer los trabajos. Nuestra institución es de bajos recursos, necesitamos ese apoyo para que nos doten con equipos y buena señal”.
Y no solo en las matemáticas
De paso, los muchachos realizaron un recorrido guiado por las instalaciones de la fundación CIEPE y aseguran que esa visita les voló los tapones y les abrió nuevas perspectivas; ahora Juan José se entusiasmó con la producción a pequeña escala
de un condimento a base de cebolla, que logra una especie de milagro gastronómico: que los niños de muy pequeña edad se coman la cebolla, mediante un engaño que tiene mucho de innovador: “esconde” o “disfraza” los trozos mediante la deshidratación, y les potencia los sabores con orégano y sal.
Yulibeth, por su parte, anda entusiasmada o curiosa con el tema ingeniería de alimentos, después que hizo el recorrido en el CIEPE y le mostraron algunos procesos y laboratorios. Y Katiuska probó con la medicina natural: ha echado mano de una receta de su tía para elaborar un expectorante a base de miel, limón y zanahoria.
Habrá que hacerles seguimientos a estos tres jóvenes de San Ramón. Ya dieron sus primeros pasos como innovadores; malo no será vigilarlos a ver con qué otras cosa sorprenden.