Entrevista a Juan Carlos Tanus: No esperamos un proceso constituyente en Colombia.
El dirigente político apuesta a que el presidente Gustavo Petro conduzca a la nación neogranadina hacia un destino pacífico en unión con América Latina
Miltiño Ochoa | Fotos Américo Morillo (Ciudad Caracas)
Esta semana se produjo la victoria presidencial en Colombia de Gustavo Petro, quien se convierte en el primero en llegar a la Casa de Nariño con una ideología de izquierda. Es por ello que desde los espacios de Ciudad CCS sostuvimos (Mercedes Chacín, Niedlinger Briceño, Gustavo Mérida y Miltiño Ochoa) un encuentro con el director de la Asociación de Colombianos en Venezuela, Juan Carlos Tanus, quien nos indicó lo que vendría para su patria natal y qué rol puede tener Venezuela en este caso, como el país hermano, con un gobierno de las mismas características, como lo es el de Petro.
—¿Qué destino puede tener Colombia ahora con la llegada de Petro a la Casa de Nariño, teniendo una política adversa a la tradicional?
—Produce cierta sensación de temor después de 200 años de hegemonía liberal-conservadora y 74 años después del asesinato de (Jorge Eliécer) Gaitán; 52 años después del fraude que se generó (en las elecciones de 1970) entre (Misael Pastrana) Borrego y (Gustavo) Rojas Pinilla, que dio origen al M-19, y después de la Constitución del 91. Hay cierto temor porque nos acostumbramos a que nos asesinaran, a tener que salir a la movilización. Hoy vamos salir a gritar, a clamar, a introducir y a aplicar el Estado social de derecho. Pero además, ya es del Gobierno plantear soluciones. Eso sin duda implica un cambio, porque no todos los que están vinculados al Pacto Histórico han pasado por la administración pública, pese a la trayectoria de Gustavo Petro en la Alcaldía de Bogotá. Pese a eso, queda el gran reto de cómo cumplimos, tomando en cuenta lo que la oligarquía colombiana nos dejó. Pensando un poco en el tema económico; el presupuesto este año está corriendo y en su mayoría está ejecutado. Es muy poco lo que se puede hacer. Uno de los grandes retos que tendrá Petro será para el 2023. Hay que empezar a trabajar en el nuevo presupuesto nacional y es el primer gran reto que tendrá con el Congreso.
Lo que ha establecido el programa del Pacto Histórico es un gobierno por la vida, por la paz y la justicia, que no es otra cosa que un Estado social de derecho que está consagrado en la Constitución de 1991, y por ello yo hago un paréntesis con el discurso de Gustavo Petro del domingo. Creo que en estos cuatro años no nos vamos a plantear una reforma a la Carta Magna, que ya tiene 55 reformas adicionales. No se debe pensar en una nueva Constituyente, debido a que se hicieron muchos esfuerzos de unidad en 32 años, en Colombia, frente a la actual Constitución. Creo que él buscará favorecer a los que siempre han estado excluidos.
Lo que sí creemos que se debe trabajar es en función de que haya una posible reelección popular más adelante, que debe iniciarse en el año entrante. Va a ser clave atender los primeros sectores de Colombia, porque se puede dar la trayectoria, la curva de crecimiento o estancamiento frente al Estado y ahí hay que atender con prioridad lo establecido en la campaña, que además tiene un impacto económico presupuestal, como es el tema de las pensiones. La población adulta allá está calculada en 10 millones de personas, que no están en el sistema pensionados.
Colombia hoy tiene 50 millones de habitantes, pero tiene solo 1 millón 300 mil pensionados, con una franja importante de viejitos y viejitas que son nuestros sabios y no reciben el beneficio del Estado. Se ha planteado desde el Pacto Histórico una media pensión, que equivale a 500 mil pesos. Eso sería el primer gran impacto. Si eso se produce, de seguro tenemos esa franja pensando en una posible reelección en el 2026, y si eso se reproduce tendríamos a los nietos de sus abuelos pensando en otra reelección para el 2030.
—Entonces vemos que en Colombia existe una bipolarización, algo similar a la Venezuela cuando ganó Hugo Chávez en 1998, que empezó tomando el gobierno, teniendo el sistema estructural en contra. ¿Cómo ve usted el posible desarrollo de ese equilibrio de poder? De eso dependerá mucho la estabilidad de Petro.
—Fíjese, la gran ventaja que se tiene hoy es que en el imaginario colectivo, incluidos los factores de la derecha colombiana, se dice que esa es la democracia más antigua del continente (solo toleró el golpe de Estado de 1953 del general Gustavo Rojas Pinilla) y sin duda alguna, entre los factores militares, asociados a los que han desarrollado una dictadura civil prolongada en el tiempo, que se corta justamente este 19 de junio con Gustavo Petro, está muy pendiente que como no tienen acervo en lo social les va a costar mucho más pensar en aventuras de corte militar.
Acuérdense que los militares en Colombia, para decirlo de otra forma, no son autónomos ni independientes, están supeditados a la “Doctrina de la Seguridad Democrática” del Departamento de Estado y el Pentágono. Hoy la oligarquía sabe que después de 74 años de guerra, luego del asesinato de Gaitán, no han podido controlar ni evitar los grupos insurrectos. Al gobernar se han hecho ricos, pero la coyuntura de hoy es muy distinta a la que hemos vivido. Ni siquiera podríamos pensar que si un sector de los militares sale a intentar dar un golpe de Estado se pueda repetir el escenario de los años 80. Sería mucho peor y más para las oligarquías, porque finalmente el pueblo colombiano, los 11 millones que votamos por Gustavo Petro y por Francia Márquez, no tenemos nada que perder. En cambio la oligarquía tiene su riqueza y no hay amenaza directa del Pacto Histórico.
Petro lo que ha dicho es que el modelo económico no está en discusión. Pero sí vamos a intentar recuperar a esos 21 millones de colombianos pobres, los 3,3 millones que están en pobreza extrema y a intentar resolver deudas como el Acuerdo de Paz con las FARC, que se firmó en 2016. Es el embrión para que Gustavo Petro ni siquiera piense en la reelección, sino en hacer cambios que favorezcan a la población, teniendo en cuenta que el Congreso y los militares no están a su favor, aunado a la política estadounidense enmarcada en la burguesía colombiana. Desde el Pacto Histórico, desde otra coalición, porque el acuerdo del 2016 resuelve temas como la reforma agraria, ya el Estado y la otrora guerrilla de las FARC firmaron la reforma agraria, además le pusieron apellido rural integral y si eso se ejecuta nosotros habremos hecho una revolución agraria en territorio colombiano. Entonces Petro no necesita plantearse hoy que va camino hacia el socialismo y que posteriormente tenderá la mano hacia la llegada del comunismo, no; si Petro logra ejecutar los acuerdos con las FARC vamos a superar grandes problemas, cual ácido medular en el tema del conflicto colombiano, como la posesión y tenencia de la tierra. Hay seis millones de hectáreas de tierra que están hoy en poder de los que produjeron el despojo; a los campesinos será a quienes se les dé esa gran tarea.
—¿Qué va a ocurrir con las nueve bases militares?
—No tenemos mayoría en el Congreso que revise el acuerdo de 2016, observe el asunto del narcotráfico que toca a Estados Unidos, o el tema de la economía; si nosotros sustituimos el 50% de los sembradíos de hoja de coca que tenemos en Colombia, le estaríamos quitando por lo menos 600 toneladas de clohidrato al año a algún sector estadounidense. La guerra de la droga allá en el Norte es porque no han podido controlar las 1.100 toneladas métricas que se producen en cada año. Tampoco con las 260 mil toneladas de hectáreas que están sembradas. Ellos pueden registrar 80 mil hectáreas de hojas de coca, pueden producir lo necesario para ellos administrar y tendrían los recursos para las aventuras que hacen con el dinero que no es público, eso es una caja chica para Estados Unidos.
Si Petro dijera “yo me enfrento a ellos”, no van a salir las bases del territorio colombiano. Eso implica que el Poder Legislativo tendría que estar mayoritariamente a favor y eso no se va producir, debido a que de 100 congresistas, 70 tienen visa estadounidense y ustedes no van a pretender que alguien que tiene apartamentos en Nueva York esté votando para que los gringos se vayan de Colombia, porque perderían sus activos en territorio estadounidense.
—¿Ahora, cuánto tiempo dura el contrato de las bases militares gringas en Colombia, puede acabarse como las de Ecuador?
—Llevamos 114 presidentes. Solo fue el del general Simón Bolívar, en 1819, quien planteó eso que estás planteando de la ruptura de esa cooperación con Estados Unidos. De resto, ningún otro. Con el Plan Colombia dieron dinero para erradicar ciertos problemas, luego se generaron otros convenios más. El plan inicialmente era por cuatro años, luego fueron 16 y todavía están llegando recursos a la Policía Nacional. En el contingente antinarcóticos han recibido millones de dólares y así sucesivamente, pero no hay fechas límites en algunos acuerdos establecidos.
EEUU tiene ahora más control, tras elevar a Colombia como socio de la OTAN, eso implica que tiene ocho años más de recepción de información del Ejército colombiano a favor de Washington. Es decir, que los militares colombianos están obligados a ir a Norteamérica a explicar la experiencia contrainsurgente.
Si EEUU decide irse, hay convenios que no terminarían estando Petro en el Gobierno porque tienen más años en vigencia. Solo a empresas gringas se les compran los repuestos militares que, en caso de irse, a los tres meses no tendrían los reemplazos, como otros acuerdos comerciales. Por eso creo que Petro se quedará tranquilo en ese sentido.
Se necesita resolver el tema de la producción nacional con los cafetaleros. Hoy el café lo tienen que traer de Estados Unidos, se lo llevan de aquí y me lo venden luego más caro. Son parte de las contradicciones. No se puede sembrar más de 50 hectáreas sin la semilla de Monsanto o termina preso el agricultor, lo mismo sucede con los productores de aceite, que se ven afectados completamente con estas medidas que terminan ahorcando al campesino colombiano. Mientras que por otro lado se sabe que esas bases sirven para controlar los envíos de droga por el Océano Pacífico, ellos controlan las bases navales de Cartagena, donde fluye el 23% de la producción.
—¿Qué mensaje le puede dar usted a sus compatriotas que están residenciados aquí en Venezuela y al pueblo venezolano, sobre lo que se vendría con Petro en Colombia?
—Hoy tenemos que revisar qué pasa con muchos de mis compatriotas, varios de ellos son empleados de los ricos en Venezuela, trabajan en sus residencias y no han podido superar esa franja de colombianos, hay que crear conciencia.
Otra misión es que se recuperen los 280 mil empleos perdidos en la frontera colombo-venezolana. El tema militar también es clave con Venezuela en materia de seguridad y de mantener la paz. Inclusive ya bajó el ataque mediático contra Caracas en los últimos meses y se nota. Algunos comparan a Chávez con Petro, son dos realidades distintas y dos pueblos diferentes.
—Sobre los asesinatos de líderes sociales, hay observatorios de DDHH que critican y las cifras son alarmantes. ¿Se prevé pronta solución?
—En la medida en que se llame a diálogo y funcione, vamos a ver resultados favorables debido a que hay zonas como en el Departamento de Nariño que se desarrollan en orden local, aunque a veces afectan al orden regional y nacional y que terminan con resultados nefastos en general. Si no se hace un control con estos factores seguirán ocurriendo estas desgracias. Si no hay justicia no habrá paz. No creo que este gobierno de Petro busque hacer persecuciones o torture como ha sucedido hasta ahora, sin embargo, también esperamos que la parte militar cuente su versión, que poco a poco haya un reimpulso para todos.